La imparable domesticacion de la Oficina
¿Puede una mesa de oficina contentar a todo el mundo? ¿Ser eficaz en un despacho y no molestar en casa? ¿Servir para los grandes y los pequeños negocios? ¿Representar a la vanguardia y tranquilizar con la estabilidad del clasicismo? El arquitecto Pedro Feduchi estaba convencido de que era posible conseguirlo. Y no era una simple corazonada. Profesor de Historia del Mueble en
La marcada personalidad es el primer atributo que suelen sacrificar los muebles polivalentes, los que aspiran a poder ofrecer varios usos o a poder emplearse en los más variados ambientes. Sin embargo Feduchi ha conseguido evitar esa pérdida. ¿Cómo? ¿Cómo imprimir carácter a un mueble que busca ser versáttil y adaptarse a cualquier contexto? Con ideas y con equilibrio. Con memoria, atención y cuidado más que con riesgo o inspiración.
Para hacer su apuesta de futuro, Fecuchi ha huido de las utopías y ha partido de la realidad. Así, ha tendido una mano al pasado y otra al presente. Las aristas redondeadas que emplea en los bastidores que sirven para separar sus mesas son de rabiosa actualidad. También hacen más amables las mesas. Sin embargo, el arquitecto ha apoyado esa decisión en el mundo conocido, cálido y con referencias que remiten a los grandes del diseño, de la rejilla tapizada a mano. Así, con una vela a cada polo temporal, Feduchi ha podido concentrarse en actualizar sin cortar las raíces. Solucionada la ubicación temporal del producto, ¿cómo consiguió domesticar y personalizar el mundo anodino y pragmático del espacio laboral?
Si llegó antes la combinación de materiales o las proporciones poco importa. La suma de ambos es lo que convierte estas mesas en memorables. La proporción es lo que domestica el sistema de apoyos. Anchos de
fuente: http://blogs.elpais.com/
Comentarios
Publicar un comentario